España con Guadaña. Fiestas y demás
Una nueva entrega de las lindezas propias y tradicionales del país.
Las Fiestas:
España , ¡ay mi España, qué sería de ti sin las fiestas, las verbenas, los cohetes. El baile y el fragor de la población desbocada dispuesta a celebrar lo que le echen. No creo que hayla un país que nos supere en número de festividades; cuando no es nacional es autonómica o provincial o local o lo que haga falta. El español goza con la fiesta y no para a lo largo del año. Quizás la fiesta frecuente sea la única posibilidad de sobrevivir al caos diario. El español, que trabaja el doble o el triple o el cuádruple porque el desorden que rige nuestra sociedad le obliga a desdoblarse en jefe, empleado, director de obras y experto aparejador y mozo de los recados, tiene que buscar un escape y uno de ellos es la fiesta y en su defecto la salida del sábado a cenar y tomarse unas copas y desbardallar y coger un ciego regular para el domingo vegetar leyendo el periódico paseando por la alameda salvaje y viendo al Madrid meter la gamba contra el último equipo ascendido de 2ª. Así se siente mejorado de espiritu para afrontar la semana, la dura nueva semana.
En España hay mas de 10.000 fiestas al año (consulte WWW). Solamente en la provincia de Pontevedra hay en el mes de enero (un mes no muy propicio) mas de 60 fiestas “principales” es decir en pueblos y villas de cierto notabilidad, luego menos destacadas habrá otras tantas que no salen en los papeles: aldeas, barrios de ciudades y villas, particulares etc. En esta misma provincia en Agosto hay mas de 200 fiestas de gran enjundia y lo mismo decimos de las “menores” que son legión. Si Ud circula en agosto por Galicia se encontrará continuamente con pueblos que anuncian sus fiestas con una pancarta ya humilde ya historiada y lujosa: Vilacollós en Festas, Vilanoba da Fariña en Festas, Ponte do Nabo en Festas, Muxía Festa de Virge da Barca etc. Quedará Ud acojonado señor mío. Debe Ud parar e intentar meterse en la fiesta, ( si no padece agorafobia) entrar en el follón, se lo pasará bien; le invitarán a unas copas, puede que a unas sardinas o a lo que gastronómicamente adorne la fiesta desde patatas asadas hasta chuletitas de cordero o queso de las mas diversas formas y sabores, o a un “cachelo”o un platito de paella. Bailará con las mozas del pueblo y sentirá la atracción sensual de los prietos senos contra su pecho , y el pecho vigoroso y sudoroso contra sus pechos vitales y sudorosos también, con esa voluptuosidad que da el baile y el ritmo de los cuerpos cálidos bajo el telón de la noche de verano y las luces juveniles que también parecen danzar encima de las cabezas de los ya enamorados por esa dulce música que les aleja el pensamiento de los trabajos y las espinas y solo les deja la rosa roja del deseo como prendida entre los labios que se juntan... (¡cielos, que poético me ha salido!).
Lo de las fiestas da para mucho, pero como yo no soy muy aficionado a ellas puede que tenga demasiados prejuicios, así que no me hagan demasiado caso si exagero un poco.
Hay en la ancha España muchas grandes fiestas pero unas pocas son de lo más nuestro y como tales tienen esa peculiaridad que proclama nuestro modo de ver la cosa (la vida diríamos).
El español se representa muy bien a través de sus fiestas. La Semana Santa es la fiesta del dolor, el patetismo, con una veneración casi histérica de los “Pasos” que vienen a ser señas de identidad de barrios y valores de puja ante otros pasos, más que traducir un sentido religioso cristiano. Esa pasión idólatra hacia las imágenes vuelve la fiesta pagana. Todas las ciudades y muchos pueblos de España se ven recorridas en esas fechas por procesiones de lo mas pintorescas, pero que pueden llegar a ser muy impresionantes por la parafernalia obligada, porteadores, penitentes, velas en la noche, sonido de tambores y lamentos de saeta pueden helar la sangre al que no conoce esta manifestación del dolor y la fiesta que la acompaña.
Otra fiesta que muestra el lado mas alborotador y tremendista del español es la fiesta de Las Fallas de Valencia donde en una alegoría a la vida y a sus elementos, el fuego se convierte en el elemento purificador al consumir las fallas construidas con mimo durante el resto del año. Las fallas que representan personajes y acontencimientos contemporáneos ya sea políticos o sociales, tratados con humor y muchas veces sarcasmo se queman como haciéndonos ver lo efímero de nuestra existencia. Por otro lado las tracas y toda clase de fuegos de artificio ponen a prueba los nervios de cualquier forastero. El ruido ensordecedor, el olor a pólvora las luces brillando entre el humo parecen emular el escenario de una incruenta batalla.
La crueldad y la estética elegante se dan la mano en la fiesta mas fiesta de todas las fiestas: Los Toros, complemento de cualquier otra fiesta en muchos lugares de la patria.
La fiesta de los toros es un espectáculo considerado denigrante, denunciado por una gran parte de las gentes de este mundo que tiene noticia de ella, por su crueldad con el toro que junto con el torero son los protagonistas de la fiesta. Los aficionados, sin embargo, no solo les parece eso una gilipollez sino que son agresivos con los que hablan en contra de una tradición, un arte y un negocio muy rentable. No cabe duda que torear requiere arte y mucho, como tampoco hay duda que el espectáculo de la Fiesta Nacional es cruel y poco acorde con los tiempos y un país desarrollado. (digo).
Otro de las fiestas mas famosas y muy del país son los Sanfermines de Pamplona. La carrera delante del toro viene a mostrarnos ese deseo innato del español de demostrar su valor aunque sea contra algo a lo que no puede vencer. El riesgo, la muerte posible por nada más que demostrar que se vence al miedo.
Religion, pasión, crueldad, dolor, batalla, alegria desbordada esto es la fiesta en España coño. Andy Warhol hizo una exposición en los 82-83 en la galería Fernando Vijande sobre España y expuso serigrafías con tres motivos que el consideró le sugería el país: cuchillos, cruces y pistolas. Salvo la pistola que no la cazo (bueno, la caza es muy propia de los hispanos pero se usa arma larga, la pistola es mas de defensa y para uso humano- contra humano por lo menos por aquí) la cruz (religión) y el cuchillo (sangre, pasión, valor) se acercan bien el esteriotipo estepario patrio.
Además de las grandes fiestas que como las descritas todos conocen hay otras con menor trascendencia mediática que no trascendencia cultural o tradicional, y hay algunas que son un reflejo de la bestialidad de que acusan a los españoles otros pueblos del mundo mundial. A veces tienen razón: Hay una fiesta en un pueblo cuya gracia mayor consiste en despeñar desde el campanario de la iglesia una cabra ¿?, otra en que los mozos corriendo a caballo tratan de arrancar la cabeza a un pollo colgado de una cuerda, otra en que un toro embolado (los cuernos embreados y ardiendo) es perseguido mientras huye aterrorizado por las calles de la tranquila villa. En otro pueblecito de los cojoncillos los pacíficos ciudadanos asaetean a una vaquilla hasta matarla. Diversiones de la madre patria que los parió. La crueldad no reconocida es todavía lo mas asombroso, porque algunos cabrones representantes de las vecindades de semejantes pueblos de delicadas costumbres se ponen como hidras cuando le menta que lo suyo es de salvajes y acuden encendidos de rabia a justificaciones basadas en la tradición y en la identidad y al carallo.
De tono menor están otras fiestas como la “tomatina” que se pasan el día a tomatazo limpio, la tambourada o algo así que se pasan todo el día dándole al tambor hasta que le sangran las manos, pero no un grupo, ¡todo el pueblo!. Otra fiesta es de petardos, la petardada supongo, y consiste en estar todo el puto día a petardazo limpio, sin tregua y con peligro, de hecho hay alerta sanitaria específica para socorrer a los apasionados estúpidos que dejan un segundo de mas el petardo en la mano y les vuela los dedos y para atender a los que reciben el estallido de los delicados petardos mas cerca de lo deseable. ¡Una delicia de chiste!. ¡A Uds. les parece gracioso este país de animales?
En toda fiesta que se precie debe obrecerse comida y bebida en abundancia.
La lobada: Está expresión la considero muy afortunada porque los lobos que suelen comer de cuando en vez y por tanto pasan mas hambre que Carpanta, arrancan grandes trozos de carne y virtualmente se lo tragan enteros para regurgitarlos luego y dar de comer a su prole, es decir mastican lo elemental como muchos españolitos cuya única y elemental alegría es la de atiborrarse de variadas viandas y hacer del goce oral el fin último de su existencia feliz. El resultado es esa curva que llaman de felicidad pero que los médicos, eternos aguafiestas, han dado en señalar como el propincuo totem premórbido, es decir que cuanta mas barriga mas jodida la maquinaria. La hipertensión arterial, ateroesclerosis, obesidad, diabetes, pancreatitis, infartos cardiacos y cerebrales y una esperanza de vida disminuida son los alicientes que nos desgranan los galenos prestos a prohibir los placeres de la mesa. Tan prestos a prohibir como a incumplir porque en los fieles adoradores de Esculapio se da la glotonería como en cualquier hijo de vecino, aunque ellos parecen ignorar esos terribles castigos.
Ya lo sabe querido amigo, nada de beber (vino y licores se entiende), nada de fumar, nada de grandes lobadas, nada de parrandas y nocturnidades y sexo con control (controlado o con Control). Decía D. Quijote a Sancho: Querido Sancho, come poco y cena mas poco que la salud del cuerpo se fragua en la oficina del estómago...
¿Dr. Y cree que así viviré mas?
No lo sé, pero le va a parecer largo de carallo.
En donde la lobada es del cuaternario es en Galicia, tierra donde el fiestorro es arte. Cualquier ocasión es buena para echarle el diente a una empanada de xoubas. un cocido pantagruélico, una caldeirada de abadejo o todo a la vez. Manuel Rivas mejor que nadie hace una desternillante parodia de la lobada gallega en su Galicia, Galicia.
Si Ud. mira en Internet las fiestas de España, ¡viva España coño! notará que las fiestas con recurrencia gastronómica ocurren en un 90 % de los casos en Gallecia.
Mire algunas así a bote pronto: Fiesta de la tortilla en Varo, f. De la filloa en Lestedo, f. Del Roscón de xema en A Guarda, f. Da rosquilla de Abades, f. Do melindre en Melide, festa das chulas en Moscoso, f. Do queixo de Arzúa, f. Do queixo do Cebreiro, f. Do requeixon a Capela, f. do xamón A Cañiza, f. Do chourizo en Vila de Cruces, f. Da androlla en Navia de Suarna e Viana do Bolo, f. Do caldo en Mourente, f. Do caldo de osos en Taboada, f. Do cocido en Lalín, f. Da ameixa en Carril, f. Do mexillón /berberecho en Vilanova de Arousa, f. Do choco en Redondela, f. Dos callos en Meis, f. Do Capón de Villalva, f. Da orella en Sales, f. Do porquiño a brasa Amil, f. Do churrasco en Covelo, f. Do carneiro o espeto en Moraña, f. Do longueirón en Fisterra, f. Do percebe o Roncudo en Corme e Cedeira, f. Do polvo en O Carballiño, f. Do grelo en As Pontes, f. Da pataca de Coristanco, f. Da faba en Lourenzá... y no están todas las que son. Sin comentarios, porque serian sustanciosos sin duda.
Contaba mi difunto suegro que una pareja de famosos escritores gallegos después de comer opiparamente en Xan Carallas un cocido gallego con las riquísimas patatas de Coristancos, el grelo de Santiago y el porquiño alimentado con mimo : cacheira (cabeza del cerdo), lacón, costilla, panceta y rabo, chorizos bien curados al humo, gallina sustanciosa , jarrete de ternera, y garbanzo de Castilla y cuando saboreaban un caldiño caliente ( el caldo gallego es muy bueno para no eructar después de muerto, decía mi abuela Filomena) y ya habían pedido el postre: unas cañitas, arroz con leche y “orellas” de “Entroido”, vieron que la moza que ejercía de cocinera y camarera portaba en cada palma de la mano a la altura de sus respectivos hombros dos redondas empanadas de tamaño familiar y que despedían un olor inconfundible a “chocos en su tinta” ( jibia). Los dos gloriosos y eximios artistas de la palabra y del buen comer preguntaron que para donde iban tan exquisitos manjares a lo que le respondió Dosinda que para cortar en tapas para los clientes. Nuestros queridos comensales le contestaron que siendo ellos grandes clientes que querían probarlas. Como eran de confianza se las dejaron en la mesa y charla, charla, prueba, prueba allá se fueron las dos empanadas al garete. Claro está, luego tomaron el postre ya pedido, un café con gotas (aguardiente) y un farias. Eso era comer.
Esta anécdota nos habla de grandes tragaldabas que siempre los hubo. Cela contó magníficas historias de tragaldabas como aquel que ingirió una docena de huevos cocidos sin masticar y que no murió de esa lobada sino que se murió de una pulmonía por un frio tonto que cogió por la puta manía que tenía de lavarse los pies dos veces al año. Mi padre también me contó que en la larga postguerra en donde el hambre era la regla y un huevo era tan valorado como una pepita de oro discutian unos hombres en la taberna que cuantos huevos eran capaces de comer de una sentada. Las apuestas se hicieron y la cosa estaba en dos docenas así que un paisano esquelético que estaba en un rincón cuando vió que nadie pasaba de 24 huevos les dijo que el también los comía pero como no superó la apuesta no se le aceptó la oferta asi que volvió a insistir: “dos docenas de huevos pero con la cáscara”. No se conoce el desenlace de la historia pero suena bien.
Hoy no se come así porque no hay hambre, hoy se come mas todos los días, mas grasa saturada, mas dulces aborrecibles, mas bebidas de colorines, calorias y aditivos. La gente con problemas, que son los mas, poco satisfechos, poco reconocidos, poco aguerridos, carentes de autoestima comen así, como hervívoros: todo el día. Se ha perdido la épica del hambre, de la gula esporádica, ahora la gente come como si tuviera un electro plano. Cosas blanditas, sin hueso ni espina, con salsa apestosas saturadas de sal y azúcar, de sabores fuertes y facilones. Productos envasados que son un simulacro de comida. La obesidad y la anorexia campan en un país que sigue caminos que su tradición todavía repele, pero que poco a poco van ganado terreno desde las multinacionales de la alimentación y admirados como estamos los españoles de todo lo que nos exportan los Yankis. ¡Ay! donde estaba el bocadillo, ahora está el repugnante Follicao, donde estaba jamón serrano o la chuleta ahora el perrito o la hamburguesa, donde estaba la gaseosa está la Fofa Cola y donde estaba el buen vino están las cervezas bárbaras y los refrescos de polvitos. Un asco.
Las Fiestas:
España , ¡ay mi España, qué sería de ti sin las fiestas, las verbenas, los cohetes. El baile y el fragor de la población desbocada dispuesta a celebrar lo que le echen. No creo que hayla un país que nos supere en número de festividades; cuando no es nacional es autonómica o provincial o local o lo que haga falta. El español goza con la fiesta y no para a lo largo del año. Quizás la fiesta frecuente sea la única posibilidad de sobrevivir al caos diario. El español, que trabaja el doble o el triple o el cuádruple porque el desorden que rige nuestra sociedad le obliga a desdoblarse en jefe, empleado, director de obras y experto aparejador y mozo de los recados, tiene que buscar un escape y uno de ellos es la fiesta y en su defecto la salida del sábado a cenar y tomarse unas copas y desbardallar y coger un ciego regular para el domingo vegetar leyendo el periódico paseando por la alameda salvaje y viendo al Madrid meter la gamba contra el último equipo ascendido de 2ª. Así se siente mejorado de espiritu para afrontar la semana, la dura nueva semana.
En España hay mas de 10.000 fiestas al año (consulte WWW). Solamente en la provincia de Pontevedra hay en el mes de enero (un mes no muy propicio) mas de 60 fiestas “principales” es decir en pueblos y villas de cierto notabilidad, luego menos destacadas habrá otras tantas que no salen en los papeles: aldeas, barrios de ciudades y villas, particulares etc. En esta misma provincia en Agosto hay mas de 200 fiestas de gran enjundia y lo mismo decimos de las “menores” que son legión. Si Ud circula en agosto por Galicia se encontrará continuamente con pueblos que anuncian sus fiestas con una pancarta ya humilde ya historiada y lujosa: Vilacollós en Festas, Vilanoba da Fariña en Festas, Ponte do Nabo en Festas, Muxía Festa de Virge da Barca etc. Quedará Ud acojonado señor mío. Debe Ud parar e intentar meterse en la fiesta, ( si no padece agorafobia) entrar en el follón, se lo pasará bien; le invitarán a unas copas, puede que a unas sardinas o a lo que gastronómicamente adorne la fiesta desde patatas asadas hasta chuletitas de cordero o queso de las mas diversas formas y sabores, o a un “cachelo”o un platito de paella. Bailará con las mozas del pueblo y sentirá la atracción sensual de los prietos senos contra su pecho , y el pecho vigoroso y sudoroso contra sus pechos vitales y sudorosos también, con esa voluptuosidad que da el baile y el ritmo de los cuerpos cálidos bajo el telón de la noche de verano y las luces juveniles que también parecen danzar encima de las cabezas de los ya enamorados por esa dulce música que les aleja el pensamiento de los trabajos y las espinas y solo les deja la rosa roja del deseo como prendida entre los labios que se juntan... (¡cielos, que poético me ha salido!).
Lo de las fiestas da para mucho, pero como yo no soy muy aficionado a ellas puede que tenga demasiados prejuicios, así que no me hagan demasiado caso si exagero un poco.
Hay en la ancha España muchas grandes fiestas pero unas pocas son de lo más nuestro y como tales tienen esa peculiaridad que proclama nuestro modo de ver la cosa (la vida diríamos).
El español se representa muy bien a través de sus fiestas. La Semana Santa es la fiesta del dolor, el patetismo, con una veneración casi histérica de los “Pasos” que vienen a ser señas de identidad de barrios y valores de puja ante otros pasos, más que traducir un sentido religioso cristiano. Esa pasión idólatra hacia las imágenes vuelve la fiesta pagana. Todas las ciudades y muchos pueblos de España se ven recorridas en esas fechas por procesiones de lo mas pintorescas, pero que pueden llegar a ser muy impresionantes por la parafernalia obligada, porteadores, penitentes, velas en la noche, sonido de tambores y lamentos de saeta pueden helar la sangre al que no conoce esta manifestación del dolor y la fiesta que la acompaña.
Otra fiesta que muestra el lado mas alborotador y tremendista del español es la fiesta de Las Fallas de Valencia donde en una alegoría a la vida y a sus elementos, el fuego se convierte en el elemento purificador al consumir las fallas construidas con mimo durante el resto del año. Las fallas que representan personajes y acontencimientos contemporáneos ya sea políticos o sociales, tratados con humor y muchas veces sarcasmo se queman como haciéndonos ver lo efímero de nuestra existencia. Por otro lado las tracas y toda clase de fuegos de artificio ponen a prueba los nervios de cualquier forastero. El ruido ensordecedor, el olor a pólvora las luces brillando entre el humo parecen emular el escenario de una incruenta batalla.
La crueldad y la estética elegante se dan la mano en la fiesta mas fiesta de todas las fiestas: Los Toros, complemento de cualquier otra fiesta en muchos lugares de la patria.
La fiesta de los toros es un espectáculo considerado denigrante, denunciado por una gran parte de las gentes de este mundo que tiene noticia de ella, por su crueldad con el toro que junto con el torero son los protagonistas de la fiesta. Los aficionados, sin embargo, no solo les parece eso una gilipollez sino que son agresivos con los que hablan en contra de una tradición, un arte y un negocio muy rentable. No cabe duda que torear requiere arte y mucho, como tampoco hay duda que el espectáculo de la Fiesta Nacional es cruel y poco acorde con los tiempos y un país desarrollado. (digo).
Otro de las fiestas mas famosas y muy del país son los Sanfermines de Pamplona. La carrera delante del toro viene a mostrarnos ese deseo innato del español de demostrar su valor aunque sea contra algo a lo que no puede vencer. El riesgo, la muerte posible por nada más que demostrar que se vence al miedo.
Religion, pasión, crueldad, dolor, batalla, alegria desbordada esto es la fiesta en España coño. Andy Warhol hizo una exposición en los 82-83 en la galería Fernando Vijande sobre España y expuso serigrafías con tres motivos que el consideró le sugería el país: cuchillos, cruces y pistolas. Salvo la pistola que no la cazo (bueno, la caza es muy propia de los hispanos pero se usa arma larga, la pistola es mas de defensa y para uso humano- contra humano por lo menos por aquí) la cruz (religión) y el cuchillo (sangre, pasión, valor) se acercan bien el esteriotipo estepario patrio.
Además de las grandes fiestas que como las descritas todos conocen hay otras con menor trascendencia mediática que no trascendencia cultural o tradicional, y hay algunas que son un reflejo de la bestialidad de que acusan a los españoles otros pueblos del mundo mundial. A veces tienen razón: Hay una fiesta en un pueblo cuya gracia mayor consiste en despeñar desde el campanario de la iglesia una cabra ¿?, otra en que los mozos corriendo a caballo tratan de arrancar la cabeza a un pollo colgado de una cuerda, otra en que un toro embolado (los cuernos embreados y ardiendo) es perseguido mientras huye aterrorizado por las calles de la tranquila villa. En otro pueblecito de los cojoncillos los pacíficos ciudadanos asaetean a una vaquilla hasta matarla. Diversiones de la madre patria que los parió. La crueldad no reconocida es todavía lo mas asombroso, porque algunos cabrones representantes de las vecindades de semejantes pueblos de delicadas costumbres se ponen como hidras cuando le menta que lo suyo es de salvajes y acuden encendidos de rabia a justificaciones basadas en la tradición y en la identidad y al carallo.
De tono menor están otras fiestas como la “tomatina” que se pasan el día a tomatazo limpio, la tambourada o algo así que se pasan todo el día dándole al tambor hasta que le sangran las manos, pero no un grupo, ¡todo el pueblo!. Otra fiesta es de petardos, la petardada supongo, y consiste en estar todo el puto día a petardazo limpio, sin tregua y con peligro, de hecho hay alerta sanitaria específica para socorrer a los apasionados estúpidos que dejan un segundo de mas el petardo en la mano y les vuela los dedos y para atender a los que reciben el estallido de los delicados petardos mas cerca de lo deseable. ¡Una delicia de chiste!. ¡A Uds. les parece gracioso este país de animales?
En toda fiesta que se precie debe obrecerse comida y bebida en abundancia.
La lobada: Está expresión la considero muy afortunada porque los lobos que suelen comer de cuando en vez y por tanto pasan mas hambre que Carpanta, arrancan grandes trozos de carne y virtualmente se lo tragan enteros para regurgitarlos luego y dar de comer a su prole, es decir mastican lo elemental como muchos españolitos cuya única y elemental alegría es la de atiborrarse de variadas viandas y hacer del goce oral el fin último de su existencia feliz. El resultado es esa curva que llaman de felicidad pero que los médicos, eternos aguafiestas, han dado en señalar como el propincuo totem premórbido, es decir que cuanta mas barriga mas jodida la maquinaria. La hipertensión arterial, ateroesclerosis, obesidad, diabetes, pancreatitis, infartos cardiacos y cerebrales y una esperanza de vida disminuida son los alicientes que nos desgranan los galenos prestos a prohibir los placeres de la mesa. Tan prestos a prohibir como a incumplir porque en los fieles adoradores de Esculapio se da la glotonería como en cualquier hijo de vecino, aunque ellos parecen ignorar esos terribles castigos.
Ya lo sabe querido amigo, nada de beber (vino y licores se entiende), nada de fumar, nada de grandes lobadas, nada de parrandas y nocturnidades y sexo con control (controlado o con Control). Decía D. Quijote a Sancho: Querido Sancho, come poco y cena mas poco que la salud del cuerpo se fragua en la oficina del estómago...
¿Dr. Y cree que así viviré mas?
No lo sé, pero le va a parecer largo de carallo.
En donde la lobada es del cuaternario es en Galicia, tierra donde el fiestorro es arte. Cualquier ocasión es buena para echarle el diente a una empanada de xoubas. un cocido pantagruélico, una caldeirada de abadejo o todo a la vez. Manuel Rivas mejor que nadie hace una desternillante parodia de la lobada gallega en su Galicia, Galicia.
Si Ud. mira en Internet las fiestas de España, ¡viva España coño! notará que las fiestas con recurrencia gastronómica ocurren en un 90 % de los casos en Gallecia.
Mire algunas así a bote pronto: Fiesta de la tortilla en Varo, f. De la filloa en Lestedo, f. Del Roscón de xema en A Guarda, f. Da rosquilla de Abades, f. Do melindre en Melide, festa das chulas en Moscoso, f. Do queixo de Arzúa, f. Do queixo do Cebreiro, f. Do requeixon a Capela, f. do xamón A Cañiza, f. Do chourizo en Vila de Cruces, f. Da androlla en Navia de Suarna e Viana do Bolo, f. Do caldo en Mourente, f. Do caldo de osos en Taboada, f. Do cocido en Lalín, f. Da ameixa en Carril, f. Do mexillón /berberecho en Vilanova de Arousa, f. Do choco en Redondela, f. Dos callos en Meis, f. Do Capón de Villalva, f. Da orella en Sales, f. Do porquiño a brasa Amil, f. Do churrasco en Covelo, f. Do carneiro o espeto en Moraña, f. Do longueirón en Fisterra, f. Do percebe o Roncudo en Corme e Cedeira, f. Do polvo en O Carballiño, f. Do grelo en As Pontes, f. Da pataca de Coristanco, f. Da faba en Lourenzá... y no están todas las que son. Sin comentarios, porque serian sustanciosos sin duda.
Contaba mi difunto suegro que una pareja de famosos escritores gallegos después de comer opiparamente en Xan Carallas un cocido gallego con las riquísimas patatas de Coristancos, el grelo de Santiago y el porquiño alimentado con mimo : cacheira (cabeza del cerdo), lacón, costilla, panceta y rabo, chorizos bien curados al humo, gallina sustanciosa , jarrete de ternera, y garbanzo de Castilla y cuando saboreaban un caldiño caliente ( el caldo gallego es muy bueno para no eructar después de muerto, decía mi abuela Filomena) y ya habían pedido el postre: unas cañitas, arroz con leche y “orellas” de “Entroido”, vieron que la moza que ejercía de cocinera y camarera portaba en cada palma de la mano a la altura de sus respectivos hombros dos redondas empanadas de tamaño familiar y que despedían un olor inconfundible a “chocos en su tinta” ( jibia). Los dos gloriosos y eximios artistas de la palabra y del buen comer preguntaron que para donde iban tan exquisitos manjares a lo que le respondió Dosinda que para cortar en tapas para los clientes. Nuestros queridos comensales le contestaron que siendo ellos grandes clientes que querían probarlas. Como eran de confianza se las dejaron en la mesa y charla, charla, prueba, prueba allá se fueron las dos empanadas al garete. Claro está, luego tomaron el postre ya pedido, un café con gotas (aguardiente) y un farias. Eso era comer.
Esta anécdota nos habla de grandes tragaldabas que siempre los hubo. Cela contó magníficas historias de tragaldabas como aquel que ingirió una docena de huevos cocidos sin masticar y que no murió de esa lobada sino que se murió de una pulmonía por un frio tonto que cogió por la puta manía que tenía de lavarse los pies dos veces al año. Mi padre también me contó que en la larga postguerra en donde el hambre era la regla y un huevo era tan valorado como una pepita de oro discutian unos hombres en la taberna que cuantos huevos eran capaces de comer de una sentada. Las apuestas se hicieron y la cosa estaba en dos docenas así que un paisano esquelético que estaba en un rincón cuando vió que nadie pasaba de 24 huevos les dijo que el también los comía pero como no superó la apuesta no se le aceptó la oferta asi que volvió a insistir: “dos docenas de huevos pero con la cáscara”. No se conoce el desenlace de la historia pero suena bien.
Hoy no se come así porque no hay hambre, hoy se come mas todos los días, mas grasa saturada, mas dulces aborrecibles, mas bebidas de colorines, calorias y aditivos. La gente con problemas, que son los mas, poco satisfechos, poco reconocidos, poco aguerridos, carentes de autoestima comen así, como hervívoros: todo el día. Se ha perdido la épica del hambre, de la gula esporádica, ahora la gente come como si tuviera un electro plano. Cosas blanditas, sin hueso ni espina, con salsa apestosas saturadas de sal y azúcar, de sabores fuertes y facilones. Productos envasados que son un simulacro de comida. La obesidad y la anorexia campan en un país que sigue caminos que su tradición todavía repele, pero que poco a poco van ganado terreno desde las multinacionales de la alimentación y admirados como estamos los españoles de todo lo que nos exportan los Yankis. ¡Ay! donde estaba el bocadillo, ahora está el repugnante Follicao, donde estaba jamón serrano o la chuleta ahora el perrito o la hamburguesa, donde estaba la gaseosa está la Fofa Cola y donde estaba el buen vino están las cervezas bárbaras y los refrescos de polvitos. Un asco.